jueves, 16 de enero de 2014

Apatía


Hace algunos días vi en internet un vídeo que me dejó bastante desencajada, era la evidencia más grande de la apatía que vive actualmente el ser humano: una pequeñita cruzaba la calle sin que nadie cuidara de ella, así se atraviesa en el camino de un camión que, sin atisbo de preocupación, le pasa por encima de la forma más cruda que puedan imaginarse; la nena dura ahí tirada por horas, horas interminables mientras la gente pasa, las personas van y vienen y nadie, ni sus padres, nota que está ahí o que está ausente en algún sitio, el asunto llega al punto en que otro camión pasa y la vuelve a arrollar. Les diré que luego de mucho mucho tiempo, alguien al fin se apiada y le da los primeros auxilios, pero el resultado no cambia mucho, ya que la nena de todas formas falleció al final; una historia sin final feliz.




Pasa todos los días a nuestro alrededor, ocurren cosas reprobables, cosas que no deberían ni tendrían porqué pasar y la mayor parte de las personas, las que pueden hacer algo no lo hacen porque no sienten empatía por los demás, porque creen que pierden su tiempo o simplemente, porque tienen "mejores" cosas qué hacer; es una pena saber que la gente a nuestro alrededor es completa y totalmente ajena de lo que les pasa a los demás, que no siente un lazo fuerte y profundo por el dolor ajeno.





Uno de los problemas más fuertes de la sociedad y de la humanidad actual es ese, poca empatía, poco nexo con los demás, casi nada de relación y de consideración, respeto o tolerancia por los demás; si vemos que asaltan a alguien en una esquina, pues bien, no es nuestro problema, ¿para qué meternos en un lío por un desconocido?... ¿no es así como se piensa hoy día?

Si a mi vecino le roban el auto, ¿para qué avisarle si me he dado cuenta antes que él?, no es mi asunto, no tengo por qué entrometerme; ocurre lo mismo si le pegan a mi compañera de aula o si la mamá del chico que toma el mismo autobús que yo lo encierra, golpea o veja ante mis ojos, sólo debo ver a otro lado y no hacer más caso. No es mi asunto.

A veces no actuamos por miedo, a veces no actuamos porque consideramos que no nos corresponde, a veces es sólo una cuestión ideológica... a veces ni siquiera sabemos porqué es que no actuamos, pero no lo hacemos, nos mantenemos como mudos testigos y atestiguar sin intervenir, sin reprobar, es conceder; ¿a qué viene esta reflexión?, pues bien, quiero recomendarles dos películas, ambas basadas en el mismo suceso raíz, que cuando las vi, hicieron que realmente considerara más seriamente el hablar de esto aquí, ya lo había mencionado un poco cuando hablé de A serbian Film, que sí, es una manifestación cultural, artística o de género como por ahí dijeron acertadamente en los comentarios a mi entrada, pero no deja de ser un tema escabroso que deberíamos analizar.

Las dos películas que les muestro son reflejo de una serie de acontecimientos que se dieron en los EEUU (para variar) y que provocaron claras reacciones sorprendidas y conmocionadas; Sylvia Likens, una chica de 16 años que fue torturada, humillada y finalmente asesinada por una mujer que se suponía tenía que cuidarla por encargo (y recibiendo un sueldo) de sus padres. El asesinato de Sylvia estuvo lleno de anomalías acompañadas no sólo de la saña con que la mujer, Gertrude Baniszewski, sino de la mirada callada y permisiva de vecinos y conocidos, que supieron, escucharon y hasta vieron el maltrato, pero no hicieron nada.
The girl next door

La primera de las cintas es una adaptación del libro del mismo nombre del autor americano Jack Ketchum, la cinta es una adaptación también de la historia real del homicidio de Sylvia y retrata toda la situación desde la postura de un testigo silencioso; el protagonista es un chico que ve cómo su mejor amiga o casi casi, la chica que le gusta, es torturada y sobajada hasta la muerte por la tía que supuestamente tendría que haberla cuidado a la muerte de sus padres. El conflicto de la cinta es, ¿por qué nunca se decide a hablar?

An American Crime


"El encierro" como fue titulada en español, es la adaptación casi total y precisa de lo ocurrido con Sylvia y su hermana, llevando al espectador de la mano por el tortuoso desenlace de una vida corta y llena de esperanza; los actores son muy reconocidos y seguramente les dejará pensando más de dos o tres cosas.

¿Por qué empatizar con los demás?... ¿Por qué detenerse ante el dolor ajeno?... porque somos humanos, porque tenemos que unirnos, porque es parte de nosotros el convivir y basta pensar sólo una vez en los demás como pensamos en nosotros; la familia que yo tengo la tienen los demás, los amores que yo tengo los tienen los demás también. No somos únicos, no somos autónomos, somos parte de un gran entramado que es la humanidad; si no vemos por nosotros mismos, ¿quién verá por nosotros?


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