sábado, 11 de octubre de 2014

Mentadas: La lucha sigue y ¿sigue?...

En los últimos días cosas preocupantes han acontecido en México, un país ya de por sí marcado por las tragedias y que lleva muy en alto y con un desagradable orgullo su apelativo de el lugar "en el que no pasa nada"; vivimos con tristeza y nostalgia ajena y propia los días que nos acercaban a una de las fechas más vergonzosas de la historia nacional: el 2 de Octubre, veíamos con sorpresa e incredulidad las marchas multitudinarias de alumnos del Instituto Politécnico Nacional que ante el orgullo de muchos y el asombro de otros tantos, tomaban las calles de la Ciudad de México, como 46 años atrás, y clamaban porque se les escuchara y se les resolviera justamente. Parecía otro año de manifestaciones y memorias apasionadas y perpetuas -hasta que pase la fecha- hasta que empezamos a escuchar y ver los noticieros y nos dimos cuenta que no, no era otro año más; cuando menos acordamos, estábamos presenciando una de las cosas más extrañas, indignantes y alarmantes que han ocurrido en los últimos años, con las escuelas Normales Rurales: la persecución, el ataque, el homicidio y desaparición de alumnos de la Escuela Normal Rural Isidro Burgos de Ayotzinapa, Guerrero.

         Para alguien que ha vivido desde las primeras horas de su vida (y hasta de su vida prenatal) en el ambiente de las Escuelas Normales Rurales, la situación actual es tanto un asunto personal, como un asunto de alarma total; mis padres laboraron toda su vida en el ambiente de estas escuelas tan particulares, mi padre alumno, egresado y profesor en una de ellas, la de San Marcos, y mi madre, administrativo de la misma desde muy temprana edad; hoy día yo trabajo aquí, incluso desde ella les escribo, soy administrativo aquí con el sueño de llegar a ser docente, de compartirles un poco a esos chicos.

         Las escuelas de este tipo tienen muchas problemáticas, unas externas y otras más internas, sería un error pensar, asumir, que son escuelas gloriosas todavía como en sus tiempos dorados, hoy por muchas situaciones, son escuelas que sufren, enfermas y que padecen solas; sin embargo, son escuelas fuertes, símbolos de energía y de transgresión contra aquellos que significan represión, injusticia, etc.


         Lo ocurrido en Ayotzinapa nos alarma: hablamos de jóvenes que el 26 de septiembre, viernes, arribaron a la ciudad de Iguala en Guerrero para realizar un “boteo” con la intención de emplear el dinero recolectado para poder asistir a las manifestaciones del 2 de Octubre; así, sin más, los chicos, que además eran en su mayoría “Pelones” (llamados así los chicos de nuevo ingreso, debido a que como parte de la novatada inicial se les rapa), fueron agredidos mientras regresaban a su escuela, recibieron impactos de bala resultando en muertos, pero además en detenidos.

        



Y son los detenidos los que nos deben alarmar, alumnos de una Normal, todos entre los 18 y los 21 años, chicos que son sometidos y obligados algunos de ellos a subirse a vehículos oficiales, que son trasladados a sitios policiacos y que después, sin más, desaparecen; de-sa-pa-re-cen… ¿cómo que desaparecen?, ¿cómo pierdes a 43 muchachos?, ¿cómo te permites que un comando armado se lleve frente a tu cara sin o con tu autorización a un montón de muchachitos asustados?

         Eso ocurrió, eso ocurre hoy en México, eso pasa no sólo en Iguala, pasa todos los días; es cierto lo que dicen, México entero es una fosa clandestina… porque sí, ahora lo sabemos, ahora lo sospechamos, ahora nos lo dicen sin decírnoslo con claridad: esos muchachos están muertos.

         Las versiones son muchas, ya lo veíamos venir cuando uno de los primeros detenidos apareció sin rostro, sin ojos; un chico con la vida por delante tirado como un harapo en una calle, con el rostro arrancado a filo y los ojos tirados sabrá Dios en qué baldío. Recuerdo una frase de Rojo Amanecer, esa película sobre Tlatelolco 2 de Octubre: “En estos tiempos es más peligroso ser estudiante que criminal” y sí, como a criminales los subieron a los vehículos oficiales, como a criminales los amagaron y les dispararon… pero ni a los criminales los hacen caminar kilómetros con la angustia de saber que te llevan a la falda de un cerro, entre el monte, a matarte.

         Ni a los criminales los obligan a cavar su propia tumba o les disparan y les queman con ramas frescas y los dejan ahí, en un pozo casi a ras de piso para que se pudran; si detienen a los culpables, si capturan a los asesinos de esos jóvenes, no creo que los vayan a ajusticiar igual, no creo que los vayan a hacer sufrir así, por el contrario, les esperan muchos años de manutención por parte de mi bolsillo y de tu bolsillo.

         Porque México sigue siendo la más grande manifestación del Realismo Mágico o de lo Real Maravilloso, porque seguimos siendo el País del No Pasa Nada… y porque seguimos gritando y clamando justicia y diciendo que:





Ayotzinapa - Tenería - San Marcos - Teteles - El Quinto - Aguilera - Mactumaczá - Cañada Honda - Atequiza - El Mexe - Tamazulapan - Amilcingo - Tiripetío - Tenería - Panotla - Hecelchakán - Saucillo, viven, y que la lucha sigue y sigue… 

... y a como estamos, a como se ve el asunto de Ayotzinapa y lo que hemos ya escuchado sobre fosas, cuerpos, detenidos, órdenes y narcoestado, tenemos que empezar a asumir, que también seguiremos diciéndonos, con profunda tristeza, indignación, descontento y dolor:

Ni perdón, ni olvido.



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