martes, 29 de septiembre de 2015

Citando: Zaid a propósito del lector vencido y el lector convencido

Mucho se dice de que los libros cambian la vida de las personas, demasiado en realidad, no obstante algunos que lo aseguran no han vivido nunca esa emoción, no han sentido ese cambio en la realidad que surge como producto de una lectura diferente, reveladora; sin embargo, la totalidad de los lectores por costumbre y hábito, tienen no sólo una lectura, sino varias, catalogadas entre las que cambiaron sus vidas.

Así, cuando una persona que no lee se enfrenta a una que sí, suele hacer inicialmente esa pregunta, porque que es la más básica, la más primitiva de todas (pregúntenle a Enrique Peña Nieto que seguramente tiene pesadillas donde lo cuestionan sobre ello), "¿qué libro cambió tu vida?"; pero les apuesto lo que quieran a que los grandes lectores, esos que no pueden dormir sin un libro en el buró junto a su cama, siempre contestan con un libro diferente... es decir, tienen muchos, demasiados que les han cambiado la forma de seguir adelante.

Porque el buen lector se detiene en sus libros favoritos, los relee incluso y tiene marcas por todo el volumen, con lápiz o con montones de papelitos, porque le da pánico marcar el libro permanentemente (ignorando que ya de tanto hojearlo y ojearlo, le tiene las pastas desteñidas y algodonosas de las orillas), esos son los lectores comprometidos, los lectores apasionados y entregados que romancean tanto con su pareja como con la lectura en turno del mes.

Así, vean lo que dice uno de los grandes ensayistas de México sobre los lectores... leer, pero leer bien y encontrar la lectura que te cambia, es más que sólo llorarle a una página, tenerle terror a una frase o enmarcarla en la sala porque te cambió la vida...

El texto es trampa y es deseo, reposo y desvelo...


El texto, el libro, es otra cosa:


“La verdad de un obra se impone a quien sea capaz de verla; ésa es su fuerza y su limitación. El texto es una especie de trampa que sólo puede atrapar a cierto tipo de presa. Pero, ¡ay del lector idóneo frente al poder de un texto! No es vencido, es convencido. A veces más que eso: convertido. No se pueden leer ciertas cosas y seguir siendo el mismo.”

No nos queda sino preguntarnos, nosotros que disfrutamos de la lectura, ¿en dónde estamos?, ¿somos lectores que caímos en la trama y somos idóneos para todos los textos?, ¿somos vencidos o somos convencidos?

¿Cuántas veces hemos sido convertidos por lo que leemos?


La cita es de; Zaid Gabriel, Los escritores y la política, en Cómo leer en bicicleta, pág. 163, De Bolsillo, 1° Edición 2009, México.
Para mejor referencia, puesto acá, ya saben... sin fines de lucro alguno.

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