Dicen que no interesa mucho hacia dónde vas o si alcanzas la meta, que lo verdaderamente importante es el camino...
Lo que ves en él, lo que alcanzas mientras lo recorres, los lugares que conoces, el viento que azota tu cara, el aroma del ambiente... la brisa que te empapa.
Creo que es igual cuando uno encuentra a alguien grandioso en su vida, cuando lo arropa en ella y lo disfruta y cuando esa persona camina a nuestro lado... no importa si vamos a llegar a algún sitio juntos, si alcanzaremos una meta o si vamos a seguir al lado del otro todo el sendero...
El camino es lo más glorioso que puede haber, y uno compra flores, regala dulces, se pinta diferente, estrena ropa, se unta cremas y se pone perfumes... se corta el cabello, hace ejercicio y se vuelve sano, porque quiere vivir para el otro y caminar de su mano lo más completa y sanamente posible... y se le siembra una sonrisa en los labios permanentemente, llena de esperanza, llena de alegría...
El camino es delicioso, el camino es prometedor y lo puede seguir uno acelerado, como si fuera en auto o irse en calma, como viajar en bicicleta... o hay días que todo es caminar, caminar de la mano del otro y disfrutar... ¡cómo he disfrutado yo mi camino contigo!...
Pero quiero que sepas más, que entiendas que extraño nuestro andar... que extraño compartir el sendero y sin embargo, aunque a veces me caiga una desesperación de muerte y quiera cortarme uno a uno los recuerdos, la verdad es que siempre estoy plena y feliz por y para ti; de alguna forma, que no entiendo, que no alcanzo a comprender... la plenitud que me regalaste, la forma como me hiciste evolucionar lo compensa todo y te amo... y te amo...
¿Y sabes?... a que si te abrazo, no quieres que deje de hacerlo nunca... a que si te presento mi tierra y te cocino un día, te quedas para siempre... porque te pienso tanto, te recuerdo a cada rato... te escribo, te espero, te guardo... ¡porque te quiero tanto!
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