miércoles, 7 de septiembre de 2016

Terrence y su Primer Lustro Canino



Habrá, como pasa incluso en mi propia casa, gente que no entienda porqué hago esto, o porqué le doy tanta importancia, pero lo cierto es que tengo que dársela; mi perrito bebé, mi cachorrito adorado, Terrence o Terry, llegó a mi casa un día como hoy 7 de septiembre, hace ni más ni menos que cinco años ya. Ayudada por el amor de mi vida, le dimos nombre, guardamos registro de cada gran momento del pequeñito, desde cómo sufría para subir un escalón, hasta las noches que apenas dormí porque lloraba un montón; tenemos evidencias de cuando mudó de dientes (tengo las fotos del colmillito), así como de cuando lo bañábamos, lo peinábamos o de cada prenda que le he comprado (muchas se las han robado ya)...

Terry significó en mi vida un gran goce y hoy día es un gran consuelo, cada día que pasa sus ojitos oscuros me siguen mirando con el mismo amor con que me miraron el primer día en que fui por él; es un perrito adoptado, venía en una camada grandecita y entre sus muchos hermanitos había perritas y perritos que hoy tienen hogar o que bien ya no existen en este mundo. Terry ha sido un perrito muy afortunado.

Hace más de un año se me enfermó gravemente y duró varios días incapacitado para moverse por sí mismo, sufría grandes dolores y tuvimos que darle un tratamiento largo y engorroso, pero se recuperó; el pasado 10 de mayo, en una escapada que se dio de casa le propinaron una patada que lo dejó convaleciente por dos semanas enteras, días que pasó tiradito en su cama, orinando sangre hasta dejar charcos oscuros y densos que me aterraron por completo, pasó días en que le era imposible siquiera despegar la cabecita de su cama... pero sobrevivió.

Terry es un sobreviviente, me mira con muchísimo amor siempre, todos los días, ansía mi regreso, llora conmigo cuando me ve sufrir y me consuela en todas esas ocasiones; mi cachorro es un animalito lindo y perfecto, es travieso y alegre, hace desmanes y se descontrola, se escapa y comete torpezas... pero es como mi hijo.

Un nexo mío con mi gran amor... un nexo mío con la vida entera y el universo... merece un gran festejo, así que vengo a dárselo, porque no es cualquiera, es el quinto y el cinco es de buena suerte.

Feliz aniversario, Terry... te amo, bebé dormilón.


Por cierto, esta es la entrada 200 de la Osezna, gracias a todos los que leen y visitan este lugar, sobre todo aquellos que han hecho posible una o varias o todas las entradas, ayudándome a mí con su confianza, su fe y su paciencia; gracias a aquellos que día a día contribuyen a que me levante con ganas de abrir los ojos. 

Gracias al amor de mi vida que anda por ahí haciendo del mundo un lugar más hermoso con su respirar y la música que tiene dentro... gracias amor, Dios te bendiga. 


Gracias lector, gracias por todo.

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