sábado, 10 de junio de 2017

Halconazo: Zapatos vacíos


Hay eventos, numerosos en México, que nos tienen que dar vergüenza, y no porque los hiciéramos, si no porque los permitimos, los dejamos pasar, los escuchamos, les fruncimos el ceño y los comentamos como aberraciones por unas semanas, para luego irlos susurrando cada vez más, irlos recordando cada vez menos y acabar por sepultarlos; ocurrió con el movimiento del 68, sí, con México 68 y su herencia horripilante que pudimos ver luego ejemplificada en Rojo Amanecer, por ejemplo, pero ocurrió recientemente con Ayotzinapa, con Atenco, con Apatzingán...

Ocurre en estos días con la Normal de Cañada Honda en Aguascalientes y nos dejamos convencer por las versiones de los medios, del gobierno, de las autoridades, que nos dicen que un grupo de vándalos intenta hacernos daño... porque exigir derechos, porque clamar justicia y libertad de expresión, es en México vandalizar. Para los de mi generación que crecimos escuchando de la revelación de los archivos relacionados con el 68, es catastrófico ver marchas, movimientos, manifestaciones y saber que toda esa gente que decide alzar la voz está en peligro de ser masacrado; hoy les traigo otro ejemplo de ello en voz de un muy buen documental de Canal 6 de Junio: 1971 - Halcones terrorismo de estado


Les recomiendo que lo vean, sobre todo hoy 10 de junio, que se cumplen ni más ni menos que 46 años, de un crimen organizado por el gobierno, de una manifestación más de lo que nuestras autoridades conocen como los grupos de choques, pero estos son los más representativos, los que más han tenido fama, porque iban a suprimir una manifestación, porque funcionaron organizadamente, porque mataron con impunidad... porque callaron las voces de jóvenes quizá no con la brutalidad y salvajismo de 2 de octubre, pero sí con el mismo resultado pavoroso: muerte, heridos, miedo... desolación.

El derecho a la manifestación en México existe, pero salir a las calles a manifestarte aunque sea de forma pacífica, es peligroso, no importa si te organizas civilizadamente, no importa si lo haces bajo el amparo del día, con pancartas justas y pasos seguros e inocentes, manifestarte es poner tu vida en riesgo; los testimonios no mienten, vemos granaderos que dejan espacio a grupos de choque, que les dotan de armas y garrotes, además hay francotiradores, ambulancias que lejos de atender heridos, se encargan de trasladar agresores. Las historias que cuentan estos protagonistas de la historia, víctimas del pasado, nos someten a la vil realidad de nuestra historia política y social, estamos en un país donde los noticieros no sólo nos mienten, sino que además encubren, conductores de noticias con gran trayectoria que cortan el micrófono de las jóvenes que gritan "¡Están matando estudiantes!", vecinos de la zona que suplican a los que huyen: "por favor, váyase, no nos comprometa..."


Porque como en rojo amanecer, en México es más peligroso ser estudiante que criminal...

Los medios preparan el camino para que el propio pueblo se repudie, las autoridades mienten, presionan... orillan...


Aquel 10 de junio de 1971, la gente escapaba por las calles, saltaba bardas y se alojaba en aulas, en escuelas... en vecindades; los heridos fueron retirados de sus improvisados refugios en hospitales, sitios de reposo y sanamiento, para ser llevados a Ministerios Públicos, a morgues quizá. Cuando este documental nos muestra la organización previa, el entrenamiento de las cabezas que planearon el evento, cuando sabemos que se vigilaba a los jóvenes desde semanas antes e incluso, que se usaban niños y otros chicos para hacer todo aquello, para difundir y propagar el terror, es que nos preguntamos en manos de qué autoridades ponemos nuestra tranquilidad, nuestra vida, nuestras casas... nuestros hijos.

Nada justifica el vandalismo, no se puede dar razón a la destrucción sin sentido, al afectar a terceros en pro de una exigencia, sin importar cuan justa sea, pero tampoco será justificable jamás el preparar grupos alternos, grupos armados para infringir violencia y así justificar actos salvajes como las masacres que gobiernos autoritarios y tiránicos quieren imponer en su población, bajo la consigna de mantener el orden... no podemos seguir permitiendo abusos que nos dejen calles atestadas de zapatos vacíos... zapatos que han dejado descalzos a cuerpos sin vida.

Atenco, Ayotzinapa, Tlatelolco, Aguas Blancas, Jueves de Corpus... México... Siria... Venezuela... etc...


Nada justificará nunca que el gobierno que juró protegernos nos destruya. Nunca. Nunca más.

Ni perdón, ni olvido.


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