martes, 19 de septiembre de 2017

Nosotros estamos en la planta baja, se cayó cuatro pisos usted... (Reseña de "7:19")

En honor a la verdad, voy a decir que me pareció muy cercano al humor negro publicar anoche esta entrada con todo lo ocurrido en Ciudad de México, mi reseña de esta película; probablemente sea el absurdo comentarlo, pero lo pensé... y en el fondo fue más la sensación de no querer hablar de ello ni de ver la cinta, lo que me llevó a no escribirla como la tenía programada. Pero en fin, ahora hay que hacerlo, porque tampoco está bien que les tenga puesto ahí una entrada con mis lecturas para prepararme para la entrada y ni una otra cosa.

Hablamos entonces de esta película y pensemos en sus repercusiones, dirigida y escrita por Jorge Michel Grau, además de protagonizada por Héctor Bonilla y Demián Bichir, hablamos de una obra muy impresionante, muy del estómago, muy de la víscera; dura 94 minutotes y se estrenó por allá de 2016, lo que nos habla de lo mucho que se revive de vez en cuando el tema tan álgido del terremoto que devastara la Ciudad de México, la más importante metrópoli del país. 7:19 La Hora del Temblor, es una película asfixiante, en realidad que lo es, uno pocas veces encuentra una cinta que refleje tan vívidamente lo que ocurre en un derrumbe; dos personajes son cruciales y en ellos se enfoca todo el protagonismo, en lo que vemos de ellos y en lo que no vemos, en lo que ellos escuchan y en lo que ellos logran. O en lo que no logran.


Hay que hablarlo sincero: no es una película del México que sufrió el temblor, es una película de dos mexicanos de estratos sociales contrarios que se quedan atrapados por pura mala suerte en el mismo lugar, que incluso moribundos discuten de política, corrupción y desencanto y eso merma un poco la relación que se puede hacer con esta obra; al final de cuentas, no es una oda a la ciudad que emerge indemne (o tanto como puede) de una tragedia de dimensiones tremendas, es más bien el goce de ver a dos excelentes actores haciendo lo que les gusta, lo que nos gusta verles hacer. 

Llama la atención lo que va ocurriendo, cómo las otras voces empiezan a desaparecer, por muerte, por rescate... por errores de los de afuera que no saben que caminando sobre los escombros también están mermando la vida de los que están esperando ser rescatados, ironía fatal: van a buscarlos, pero cuanto más se les acercan más les están reduciendo las opciones de salir con vida. Héctor Bonilla está formidable, su ácido sentido del humor de obrero al que se le viene encima su centro de trabajo justo a días, ¡horas! de su jubilación, enfrentándose rudamente al "Licenciado", ese hombre poderoso que no está acostumbrado a ser puesto en contra... hablamos de una buena película que se vale de la claustrofóbica atmósfera que tiene, de la oscuridad, el polvo, para darnos a los espectadores todo el horror de una fecha como aquella, como aquel terrible 19 de septiembre...

Hoy, que estamos viviendo de nuevo lo mismo, a 32 años, quizá valdrá la pena ver la película y entender lo que vive esa gente bajo los escombros, pero sobre todo, cuál podría ser su final... y volvernos manos que impidan que eso ocurra.

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