jueves, 7 de septiembre de 2017

Terry, cumple 2017

"Cuanto más conozco a las personas, más quiero a mi perro..."

Pues no, no tanto así, pero sí lo quiero cada vez más al condenado chinito este, Terry se ha vuelto una parte fundamental de mi día a día, es la carita que primero veo cuando me levanto en la mañana y quizá la primera personita a la que saludo; a veces le oigo por las noches cuando tose o se rasca, otras si mi sueño es más o menos ligero hasta cuando suspira y se da vuelta en su cama y es el primero en levantarse alarmado cuando me pongo enferma. "El coso" como suelo decirle a veces, cumple hoy ni más ni menos que siete años de rondar por mi casa, orinarse en las esquinas de mi patio y preferir mil veces que le arroje una pelota a que le haga un mimo.


Le gusta el chocolate, adora acurrucarse contra mí sobre la cama cuando mi madre no lo ve, es un calenturiento que se fuga siempre que puede y se pierde por horas y ya en dos ocasiones ha andado en peligro de muerte; creo, sin temor a equivocarme, que tiene una vida a veces mucho más intensa que la mía.

Pero es un tierno, llora si no lo subo a mi regazo cuando tiene frío y recuerdo perfectamente haber tenido una noche de terror en que lo apreté contra mi pecho con mucha fuerza y él se quedó quieto, atento junto conmigo a los sonidos de la noche, a los pasos que nos rondaban; recuerdo que ese mismo día cuando al fin pasó el ruido, se volvió y me miró con sus enormes ojos dilatados, lamió mi mejilla como queriendo decirme que ya todo estaba bien.


Creo que no tengo que explicarles lo mucho que quiero a ese condenado animalito, chaparro e inquieto, sí, el 10% del tiempo me cansa que esté sobre mí queriendo jugar a la pelota, pero el otro 90% adoro tenerlo junto a mí; hoy cumple 6 años de estar en casa conmigo, creo sin miedo tampoco a errar en ello, que no se dice nada fácil. El pasado 10 de mayo fue un año de que casi me lo matan por una patada que le dieron, y ya van para tres años que casi se me muere de un problema del estómago...

Es de hule el charro orejón, deseo que me dure otros seis años, Dios dirá... por lo pronto, se los presumo, porque tengo mucho que presumirles.



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