viernes, 2 de febrero de 2018

Mentadas: Hazlo por el oso

Como que es de costumbre que siempre que vemos los estragos del calentamiento global, lo presenciemos con los pobres e indefensos Osos polares...

Pareciera que fueran ellos los más afectados por las consecuencias del descuido humano y del desinterés de las personas por hacer que el medio ambiente sea, además de seguro, amigable con todas las especies; no es que sean los únicos que sufren, no es que ningún otro ser vivo pase calor o hambre producto de los deshechos de la gente, es más bien que son ellos los más visibles, los que más ha sido posible fotografiar y los que se ponen mejor de pechito para que los veamos sufrir.


Hace un tiempo, publiqué acá otra mentada relacionada con el Oso Polar que conservan en un "zoológico" para que uno pueda tomarse la foto con él, el pobre e indefenso animal está encerrado, casi casi moribundo, deprimido y desolado a consecuencia de la ambición de algunos para poder tener una imagen cercana a un animal salvaje; las condiciones en que vive, deplorables y vergonzosas importan muy poco a personal del sitio en que lo tienen y mucho menos a autoridades gubernamentales que parecen simplemente hacerse de la vista gorda, sin interés alguno por hacer la diferencia, por colaborar o impedir que ocurran semejantes injusticias con seres indefensos.

Me pongo a pensar en esos estúpidos (perdón por el término agresivo, lo siento, pero es el mejor y más apropiado que puedo usar) que siguen pensando que el calentamiento global es una mentira, lo digo por ti, respetadísimo Donald Trump, que aseguras que el problema climático es una farsa inventada por algunos para desestabilizar la economía americana (falacia más que tremenda cuando ves que las tormentas tropicales, huracanes y tormentas invernales que azotan el país del norte han venido a perjudicar su economía más que todos los planes de cuidado al medio ambiente que financiaron alguna vez, y que él, el falso rubio mencionado, ha tenido el encanto de cancelar), y sí, francamente siento arcadas.

Hoy vemos vídeos de uno o dos osos polares que sufren de hambre, que se pasean flacos y desvalidos por pequeñas porciones de hielo o por campos secos y llenos de basura, pepenando, ¡sí, penenando! entre los desperdicios un mendrugo de comida; ¿cuántos más animales necesitamos mirar al punto de la muerte de hambre, calor o frío extremo para darnos cuenta que estamos funcionando como la peor enfermedad de nuestra tierra?, ¿cuántos otros animales tienen que desaparecer para que te lo pienses dos veces antes de dejar encendido todo el día el sistema calefactor de tu casa o te bañes por quince minutos con agua caliente sólo porque se siente bien?

¿Cuántas tormentas invernales tienen que azotar medio continente o cuántos huracanes y temblores deberán dejar a la gente sin hogar, para que empecemos a tomar consciencia de que hay que cuidar el planeta hoy, no mañana, no pasado, hoy? La realidad es que se nos está acabando el tiempo.

Hoy vemos al oso famélico buscar comida. Me pregunto cómo se verán mis hijos y los hijos de ustedes en un futuro con esa misma pinta, bajo un sol ardiente buscando aunque sea una gota de agua... un resto de vegetación qué comer...

No es para nada alentador, ni mucho menos poético.

Y me preocupa, mucho.

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