lunes, 30 de abril de 2018

Pinocho y El Emperador de la Noche, ¡Feliz Día del Niño!

Es día del niño y ya les he traído un par de entradas a propósito de ello, pero hoy, el mero día, como decimos en México, les traigo el comentario de una de mis películas favoritas de infancia; me gustaba mucho y por largo tiempo la extravié porque no sabía cómo se llamaba, no recuerdo que dijeran su nombre en la TV cuando la pasaban, así que batallé para dar con ella, pero ahora que dí... ¡Qué cosa!

Se llama Pinocho y el Emperador de la Noche, es del año 1987 y fue dirigida por Hal Sutherland y producida por Filmation; recuerdo que la pasaban por Canal 5 de Televisa cuando llegaba de la escuela, así que debía ser bastante temprano, el dibujo es bueno pero tiene sus momentos raros y eso sí, la música es muy genialosa, pegajosilla y todo. Sobre todo recordaba una escena donde bailan sobre una estrella que se crece en un enorme escenario XD... pero bueno, dejemos mis recuerdos y vamos a la película: 


Pinocho que recién cumple un año de haberse vuelto niño de verdad, debe enfrentar las dificultades de serlo: saber poco de la vida y ser crédulo e inocente; embaucado por unos ladronzuelos, Pinocho entrega a cambio de un rubí falso, un joyero que su padre Geppetto ha hecho para el alcalde del pueblo. Avergonzado por su actitud y su error, Pinocho huye a un circo buscando que lo reciban a cambio de trabajo, pero el circo es extraño, mas ahí se queda embobado porque conoce a Estrellita, una títere que le encanta, así que cae sometido por su belleza; cuando Pinocho cuenta al dueño del circo, Titirino, cómo se convirtió en un niño de verdad, se le vuelve una obsesión y ya que a Pinocho Estrellita se le ha vuelto la suya, se deja seducir por la vida maravillosa del circo.


El dibujo es tosco aquí, por momentos un poquito grotesco incluso, pasa una curiosidad, cuando Pinocho miente, pierde poco a poco su humanidad, volviéndose de nuevo una figura de madera, hasta el punto que cae de nuevo en el circo, víctima de una caja musical que toca una melodía de lo más horrenda y aterradora, ante la mirada aterrorizada y triste de Estrellita; a decir verdad en este punto recordé porqué me dejó tan viva impresión esta película cuando era niña, el aire tétrico de Titirino cuando transforma a Pinocho de nuevo en títere, su rostro, el movimiento, hasta la risa, su baile perverso con Pinocho colgando de sus hilos totalmente a su merced... en serio, qué cosa más fea para uno de pequeño. ¡Es traumático!

Acá Pinocho tiene otro "Pepe Grillo" que es Candelín, una luciérnaga que él mismo hizo de madera, él en compañía de una abeja se dan a la tarea de buscar a Pinocho, que ya es un muñeco de madera otra vez, así que hay que encontrar la forma de salvarlo y volverlo a la vida; el Hada Azul vuelve a Pinocho y le recuerda que lo más importante que tenemos es la libertad, un don que debemos trabajar y defender todos los días, esto es genial, porque pocas veces se le ensaña eso a los niños, de hecho demasiado pocas veces. Entre que si Pinocho miente y sigue siendo de madera, el Hada Azul le recuerda sus dones más preciados, la libertad y la vida y le indica que vuelva a casa; pero claro, nuestro niño de madera es todo menos razonable y una vez que se le mete algo a la cabeza, es testarudo y tonto, así que decide ir a tratar de recuperar el joyero que entregó por crédulo.

Tenemos aquí algo de relleno, la batalla contra un sapo "gigante" para defender un pueblito, Insectiburgo; engañado por los primeros que lo engañaron (sí, así de obvio es el asunto), Pinocho va siguiendo el circo disque para recuperar el joyero del alcalde, aunque lo que no sabe es que Titirino le puso precio a su cabeza y van a entregarlo, hay otra historia relleno con el mapache y el mono que lo engatusaron pescando un enorme pez que quiere comérselos.  El asunto es que la historia fuerte del circo se va como alargando, porque claro, habría sido un capítulo de media hora y no una película de hora y media sin esto, pero para estas alturas la verdad es que uno no se aburre y es buena película; el circo desapareciendo dentro del enorme barco, todos tratando de convencer a Pinocho de que no es buena idea ir tras él, que sea lo que sea no es bueno, y créanme, no se ve bueno.

Al entrar en los dominios del emperador de la noche, Pinocho se ve seducido por la fiesta, la fama y el poder cumplir sus deseos, a final de cuentas a la salida sólo debe firmar un contrato y no le parece la gran cosa; la fiesta es muy curiosa, porque pareciera que así como hay otros niños seducidos también, todos están bebiendo algo muy parecido al alcohol y recuerda mucho a la fiesta en el Pinocho original de Disney, donde beben algo que los embrutece. Música, juguetes por doquier, baile, bebida, muy parecido a una fiesta de adultos en que constantemente están llenando la copa de Pinocho, hasta que aparece Estrellita, quien está ahí para ayudar a nuestro protagonista, justo antes de que todo empiece a ponerse fellito, retorciéndose y girando.

Y sí, deslumbrado por el público y la fama, Pinocho cae y Titirino vuelve a enfrentarlo, esta vez para quedárselo, después de todo, con sus sueños hechos realidad ahora debe pagar; el encanto de Pinocho radica en que es el único muñeco de madera que ha logrado volverse un niño de verdad, por lo que el Emperador de la Noche lo desea como una evidente victoria del mal sobre el bien. Con Pinocho capturado, la cosa se pone más bien muy interesante, los dos estafadores deciden ahora defenderlo, porque después de todo, le deben la vida; Pinocho se niega a firmar el contrato, él quiere el joyero para volvérselo a su papá, y de momento el Emperador accede, le entrega el joyero y le entrega a Estrellita y así como así, parece que todo se resolvió, hasta que le indican a Pinocho que abra el joyero. Y dentro está Gepetto.

Así que Pinocho decide firmar para lograr la libertad de su papá y sus amigos, que son lo que más le importa; lentamente, vuelve a ser de madera, hasta perder lo más importante: su voluntad; pero como el Emperador no cumple su parte del trato, Pinocho decide no obedecer y el amo del mal revela la verdad más preciosa en la historia: la maldad sólo tiene poder si uno le da poder, porque la libertad nos pertenece a cada uno, lo que hace a Pinocho brillar con luz azul, suficiente para vencer al Emperador (oh sí, así de didáctico es el asunto).

Titirino se revela como otra marioneta y el Emperador es vencido ante la mirada sorprendida de todos, mientras Pinocho escapa con su padre en un bolsillo y Estrellita en brazos; huyendo entre puertas de fantasía, Candelín aparece para salvar el día y sacarlos a todos de ahí, pero el Emperador se venga de Pinocho arrebatándole a Gepetto, y en un final bastante curioso, Pinocho se arroja al "fuego" del Emperador siendo de madera, para lograr vencerlo de una vez por todas.

Y aunque todos creen que ha muerto, reaparece como niño de verdad porque ha logrado vencer sus defectos, es libre del Emperador y la historia puede tener un final feliz, sí, con Estrellita y todos los demás para complementar; y así, la historia termina felizmente con el grupo regresando a casa, sí, todos. Y espero de camino dejen el condenado joyero, porque neta, qué objeto tan salado.


Es una película para niños, pero con buenos mensajes, si a alguien le interesa verla, acá les dejo el link en YouTube, creo necesario decirlo, no tiene la mejor calidad, pero aguanta; así que vamos a mi comentario final: como creo haber dicho al inicio, recordaba vagamente esta película y de niña me causaba emociones encontradas, por un lado me encantaba verla, pero por el otro me causaba franca inquietud y hasta miedito... no obstante, es buenísima y espero que la puedan ver. Adoré ver de nuevo algunas partes, esa cancioncita de "Eres grande, gran estrella eres tú"... muy bailable XD

Le doy a la película un merecido 9.7, si quieren entretenerse con algo para niños, no la dejen pasar, es muy linda en muchas de sus partes y vale mil la pena... aprovéchenla y recuerden su infancia un poquito sobre todo en este día.

Todos tenemos un niño dentro. Apapáchenlo.

¡Feliz Día del Niño!

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