No sé si les ha pasado, pero al menos a mí sí, hay ocasiones en que siente uno que está en un agujero: emocional, profesional, espiritual, familiar, de pareja, de todo; en mi caso, me he sentido en todos juntos o bien, que estoy dentro de uno lo suficientemente profundo para que quepa todo. ¡Se come todo el muy cabrón!, si se me permite la mala expresión y hasta un suave o muy amargo dejo de desconsuelo.
En los últimos días, semanas o quizá debería decir incluso meses, me he sentido así, justamente así, hundida muy profundo en un pozo del que me cuesta mucho salir, es como una especie de abandono que hace que me sienta bloqueada, desesperada a veces, un tanto frustrada y porqué no decirlo también: desconsolada.