miércoles, 16 de mayo de 2018

"¿Cándida, ya haces descuentos con credencial del INSEN?" (Mujeres Asesinas, México, S01E08)

"¿No quiere también que le preste unos calzones?
Pues sí, yo te he regalado muchos, 
pero se los das nuevos, eh, no usados"

Cándida, esperanzada

En la imagen promocional del capítulo se ve bien bonita la Méndez, la verdad... sin una sola arruga, elegante, regia, imponente, muy primera actriz como nos la quieren vender. La verdad: Lucía Méndez no sabe actuar... Y yo quiero saber dónde una prostituta tiene la lana para esas cirugías plásticas, porque mientras el photoshop hizo milagros en el póster, pues ya en el capítulo están de acuerdo que no podían aplicarle la de su vídeo musical ese donde parece que le congelaron el cutis, ¿cierto?... y repito: ¿dónde las sexo servidoras se hacen esas cirugías a bajo costo?... La verdad es que hasta me atrevo a decir que visualmente, habría quedado mejor que nos dijeran que era una prostituta transgénero, porque esa sí me la había creído más, sí se le ve la boca un poquito digamos "intentando" ser sensual, pero bueno, no lo van a hacer a mi gusto (una pena!); vamos al capítulo y luego hablamos de lo demás:


La historia gira entorno a una prostituta, Cándida (Lucía Méndez), que es explotada por un tipejo de muy mala calaña (Alberto Estrella) y que al mismo tiempo, ha llamado la atención de un hombre de bien, el dueño de una ferretería que le echa ojitos y la trata bien, Ángel (Aarón Hernán); no sé qué le atrae a Ángel de Cándida, quizá su belleza (por eso digo que la Méndez acá no más no cuadra), pero él parece genuinamente enamorado de ella, incluso por sobre su asistente en la ferretería, doña Carmen (Patricia Reyes Espíndola, genial como siempre). Mientras Cándida tiene que rendir a marchas forzadas y se siente no solo cansada, sino realmente frustrada, Ángel le insiste con sus salidas y galantería, lo que pone a la defensiva al padrote de ella, haciendo que la presione para que deje de ver al viejito; pero no, no hace caso y de buenas a primeras y en cuanto tiene la oportunidad, Cándida va y se mete de señora de la casa a la vida de Ángel.


La historia no es hasta eso muy larga, por una u otra cosa, Cándida acaba ahí, como dije, metida en la casa de Ángel, porque la corre de su casa el otro tipejo y porque le da la gana irse a donde la "aprecian", así que acaba con el viejito haciendo de pareja; para esto el pobre ferretero ya corrió a Carmen, que de mala gana tiene que retirarse del tablero, porque ve que la cosa no va a mejorar para ella y acaba resignada. Pero no, la cuenta de Cándida no está saldada y su jefazo se aparece para chantajearla, o sigue trabajando para él o así le va a ir al viejito, así que ella acepta y cae de nuevo en las andadas previas; el trauma es mayúsculo cuando Ángel, el hombre que se suponía era bueno y la quería en serio, incluso por sobre su profesión y su pasado, la llama puta así como así cuando la ve volver de un trabajo, cuando se suponía ya eran pareja.

El desencanto es formidable, una hecatombe para la mujer, que esperaba que aquel sujeto de pelo cano fuera diferente a todos los demás, pero no, es otro igual al que le importa mucho con quien esté su amor (y bueno, en este caso creo que no es para menos); Ángel la echa de la casa y en una actitud muy interesante, Cándida se niega, gritando a voz en cuello que esa casa es suya, que es la señora de ella y ahí se va a quedar y entre gritos y sombrerazos, la cosa se va a peor... y no les cuento para que se apliquen y se pasen por el capítulo, hay no más para que descubran que la Cándida resultó todo, menos cálida la condenada.

El capítulo es interesante en la medida en que uno lo analiza, el caso era obvio, el personaje de Cándida no podía acabar de otro modo, ella ansiaba un hombre en su vida que no la tratara como lo que era, pero atraía a ella sólo a hombres que la querían justo por eso que era; Ángel es diferente, sí, se enamora de ella probablemente con la ilusión de un viudo de muchos años, que se azoró al verla tan regia, llamativa, elegante, pero aunque sus intenciones eran buenas y de llevarla al camino correcto, lo cierto es que él bien sabía lo que Cándida era y al final, justo a eso mismo la redujo, destruyendo el ensueño que ella tenía de él. Hay que reconocerlo, no debe ser fácil encontrar puerto seguro finalmente y que el puerto te rechace porque pasaste demasiado tiempo en altamar, sin sitio donde atracar.

Así pues el capítulo logra su cometido, aunque insisto, la selección de Lucía Méndez... me la pienso un mucho, porque aunque tiene todo el tipo de prostituta maltratada, usada y retocadita, como que a nivel actoral nos sale debiendo mucho (Dios, la escena del asesinato, es que la mujer casi hace un braceo de nado de mariposa para clavar un cuchillo... y a un anciano, ¡por piedad!... y ya no digamos la escena de sexo, porque... porque... ¬¬*); de momento vamos a darle un flamante 8.8, porque los demás lo sacan a flote, porque es buena la calidad de la serie y porque a final de cuentas, la historia es así y sí, sí pega y llega al espectador.


Y nos vemos pronto en la siguiente reseña/comentario.

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