jueves, 5 de enero de 2017

"Nada de bebidas azucaradas... na'más té!" (Familia de Diez S01E14 y S01E15)

-Deveras hijita que todo lo criticas, vas que vuelas para reportera de espectáculos de Radio Caracas Televisión.
-¡Ay no, primero perro, sarnoso y lleno de pulgas carnívoras!
-¡Ay, cómo eres bruta, Martina, las pulgas no son carnívoras, son hematófagas!
-¡Ándale, ahí se te cayó la mentirota, la pulgas no son hematofogátas!... Las pulgas, como tú comprenderás, comen pura sangre.

Dios, hace más de un mes que no me ponía con esta serie, pero ya regresé y esta vez para darle velocidad a su orden de reseñas, me interesa llevarle al fin a su conclusión, porque es buena y vale mucho la pena que la vean, es comedia bien hecha, espontánea y de buena calidad; pasemos entonces al capítulo 14 y luego al 15, ganémosle tiempo al tiempo y veamos si logramos que un grupo más de gente, se ponga y la vea. Comencemos por el capítulo 14, que es una cosa bastante curiosa sobre la alimentación y el cómo algunas madres de familia se van con la finta de las dietas que recomiendan en la televisión.

Pues sí, Renata como madre de familia quiere cuidar la salud de todos y comienza ni más ni menos que poniéndolos en un proceso de desintoxicación, recomendado por su instructor de yoga... bueno, el instructor de yoga de la televisión, que dice que la mejor forma de sacar todo lo malo de nuestro cuerpo, es si nos sometemos a una dieta bien sencilla: comer únicamente CIRUELAS y LECHUGA.


Y pues bajo esa idea, Renata empieza a pedir a los demás que se alimenten así, por lo que les niega toda comida, sirviéndoles únicamente su ciruela, su lechuga y si acaso y por piedad: yogurt (que el abuelo pensaba era atole); pero mientras la familia pasa hambre, el abuelo que es requeteabusado, se las ingenia para conseguir tamales por otro medio, en este caso chantajeando a la nena, que resulta que tiene novio pero nadie en la casa sabe. Así pues el capítulo se va desarrollando mientras todos se ejercitan en la madrugada -porque con los horarios de la Ciudad de México y lo que demoran los traslados, a otra hora no se puede-, comen pura ciruela y sufren de las presiones de su vida diaria, con poca "gasolina" (así como andaremos en pocos días gracias al gasolinazo de inicios de 2017, gracias, "lo bueno casi no se cuenta, pero cuenta mucho", Peña Nieto).

Así que a este capítulo yo le doy un merecido 9, está bueno y vale mucho la pena, véanlo, lo van a disfrutar.

Pues eso fue el capítulo 14, ahora hablemos del 15, que es una verdadera pasada; Plácido descubre mientras busca unas cosas que había elaborado un listado de cosas que quería enseñarle a Plutarco cuando niño, pero reconoce que nunca llegó a enseñarle esos puntos que para él eran fundamentales, actividades que sin duda, hubieran contribuido a que su primogénito no acabara como acabó: embarazado sin saber qué onda y llevándose a la pobre de Gaby a vivir con ellos apretados como sardinas en esa casita. Preocupado además porque el bebé de esos dos pueda salir igual que ellos, se decide entonces a enseñarle los puntos de aquella lista, que abarcan desde explicarle todo sobre el sexo, hasta llevarlo al Estadio Azteca para que vea un partido del Necaxa y se tome su primer cerveza.

Así pues, el capítulo habla de cómo Plácido intenta enseñar a Plutarco para que se haga un nudo de corbata, esto sin resultado y acabando por casi casi ahorcar al muchacho; luego la cerveza acaba en una guarapeta tremenda del jovenazo y no se diga hablarle del sexo, lo que le hace enterarse de detalles que francamente, mejor le hubiera convenido no conocer. En fin, que mientras esto está pasando en una habitación, en la otra, Don Arnoldo investiga cómo es el novio de la Nena y la Tía Licha se huele que algo anda mal con su hija y se teme lo peor; en fin, que este es de esos capítulos con mucho de qué hablar.

Yo le daría un 8.9, no es tan buenísimo, pero logra su cometido de divertirnos mucho, así que no dejen de verlos, que seguro se van a reír bastantito.

-Aaaay, qué barbaridad, ese colchón de mi cama está más viejo y fregado que Don Arnoldo... me duele la cintura más que una patada en los bajos de un futbolista.
-¡Pues cómo no te va a doler!, si son las tres de la tarde y tú te acabas de levantar... ¡esos colchones no están diseñados para hibernar!
-Pues en el anuncio sale un oso.

Véanlo y ríanse, desestrésense y la van a pasar muy bien, yo vuelvo pronto con la siguiente reseñita, ¡saludos!


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